El poema describe las noches de insomnio del autor mientras reflexiona sobre la situación de posguerra en Madrid y expresa su angustia ante la muerte y la destrucción. Pregunta a Dios por qué tantos cadáveres se pudren y si desea abonar sus huertos con la podredumbre humana. A través de este poema, el autor transmite el sentimiento colectivo de dolor y aislamiento que definía a la posguerra en España.